«Cincuenta años sin parar un instante, de viajes, de escrutinios, de visitas a tantas comunidades en Madrid, Zamora, Barcelona, París, Roma, Florencia, Ivrea… Escuchando y escuchando a cada hermano sobre su vida, sus sufrimientos y su historia, iluminándola a la luz de la fe, de la cruz gloriosa de Nuestro Señor Jesús.
Pienso que tenéis derecho a conocer el corazón de Carmen, su inmenso amor a Jesucristo. Decía constantemente: «Jesús mío, te amo, te amo. Ven, ven, ayúdame».
Kiko Argüello
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