¿Cómo saldremos airosos del aluvión de pruebas que a todo nivel -corporal, mental y espiritual- no cesa de asediarnos? ¡Sólo mediante el amor de Dios! Pero para incorporar dicha virtud debemos tener primeramente fe en Él. Y de acuerdo con la fortaleza de la emuná será la intensidad de ese amor. Por ello, quien no se haya dedicado a enraizar en su espíritu los fundamentos de la emuná (¡que el Misericordioso nos proteja!)… ¡quien sabe que fin tenga deparado! Pues únicamente dedicándonos a nutrir la emuná hay esperanzas de amor a Dios.
Los fundamentos de la emuná de Israel se hallan contenidos en el relato de todo el proceso que culmina en la Salida de Egipto. Aquel que lo estudie profundamente, con meditación y entendimiento, logrará que el amor a Dios habite en su corazón.
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