¡El matrimonio es maravilloso, pero no es para siempre! Dura hasta que la muerte nos separa. Entonces vienen las recompensas o remordimientos dependiendo de cómo vivimos nuestra vida. No podemos permitir que las cosas pequeñas destruyan nuestro matrimonio, pero tampoco permitamos que el matrimonio nos distraiga de cosas aún mayores. Un Dios celoso nos pide que lo busquemos a Él primero, y, sobre todas las cosas. Es entonces que la vida cobra sentido y todo toma su lugar. El amor, la risa y la intimidad fueron creadas para que las disfrutemos. Así que hay formas de amar a la familia profundamente sin ignorar el cielo. Todo se reduce a nuestro enfoque. Jesús estaba en lo correcto. Nosotros tenemos al revés las prioridades. El camino para tener un matrimonio extraordinario es precisamente no centrarnos en el matrimonio sino en Dios.
“La forma de tener un buen matrimonio es no enfocarse en el matrimonio. Ese no es el tipo de consejo que encontrarás en el estante de los libros más vendidos cerca de ti. En su nuevo libro, You and Me Forever: Marriage in Light of Eternity (“Tú y Yo por Siempre: El matrimonio a la Luz de la Eternidad”), Francis y Lisa Chan replantean la manera en que pensamos acerca de las relaciones, el matrimonio y la paternidad. La unión matrimonial es grande, señalan, pero no es para siempre. Por lo tanto, hay que acercarse a esta relación sagrada desde el punto de vista amplificado
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